PARA LOS ALUMNOS DE SOCIOLOGIA GENERAL Y JURIDICA GRUPO M PRIMER AÑO
“INTRODUCCIÓN”
¿QUÉ ES LA
SOCIOLOGÍA ?
El
hombre, ser social
I.
Concepto
de Sociología.- La
sociología estudia al hombre en su medio social, es decir, en el seno de una
sociedad, cultura, país, ciudad, clase social, etcétera. Sin embargo, el ámbito
de investigación de los sociólogos puede abarcar desde grandes y vastos
conjuntos, hasta reducidas unidades de observación, aunque siempre exista entre
ambas la complementariedad en el análisis. La sociología no estudia la sociedad
como "suma
de individuos", sino que estudia las múltiples interacciones de
esos individuos que son las que le confieren vida y existencia a la sociedad. En la
imagen los londinenses se dirigen a trabajar a la City , centro financiero de la
capital de Gran Bretaña.
II.
Introducción.- Sociología, ciencia
que estudia el desarrollo, la estructura y la función de la sociedad. Otras
disciplinas de las ciencias sociales (economía, ciencias políticas, antropología
y psicología) también estudian temas que pertenecen al ámbito de la
sociología. Los sociólogos analizan las formas en que las estructuras sociales,
las instituciones (clase, familia, comunidad y poder) y los problemas de índole
social (delito) influyen en la sociedad.
La
sociología se basa en la idea de que los seres humanos no actúan de acuerdo a
sus propias decisiones individuales, sino bajo influencias culturales e
históricas y según los deseos y expectativas de la comunidad en la que viven.
Así, el concepto básico de sociología es la interacción social como punto de
partida para cualquier relación en una sociedad. La sociología que estudia los
detalles de las interacciones de la vida cotidiana recibe el nombre de
microsociología y la que se ocupa de los patrones de relación entre sectores
sociales más amplios (el Estado, la economía e incluso las
relaciones internacionales) recibe el nombre de macrosociología.
III.
Historia
de la Sociología.- El origen de
la sociología como disciplina o conocimiento sistematizado es relativamente
reciente. El concepto de sociedad civil como ámbito diferente al Estado se
encuentra por primera vez en el siglo XVII en la obra de los filósofos
ingleses Thomas Hobbes y John Locke, y de los pensadores
del Siglo de las Luces (en Francia y Escocia). El primer
enfoque de la sociología ya se encuentra tanto en estos trabajos como en los
escritos sobre filosofía de la historia del italiano Giambattista Vico
y en el estudio del cambio social del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel.
3.1. Orígenes.- La
primera definición de sociología fue propuesta por el filósofo francés Auguste
Comte. En 1838, Comte acuñó este término para
describir su concepto de una nueva ciencia que descubriría unas leyes para la
sociedad parecidas a las de la naturaleza, aplicando los mismos métodos de
investigación que las ciencias físicas. El filósofo británico Herbert Spencer
adoptó el término y continuó el trabajo de Comte.
Hoy
también se consideran fundadores de esta disciplina a algunos filósofos
sociales del siglo XIX que nunca se consideraron sociólogos. El principal entre
ellos fue Karl Marx, aunque no hay que olvidar al aristócrata francés conde
de Saint-Simon, al escritor y estadista Alexis de Tocqueville y al
filósofo y economista inglés John Stuart Mill. En el siglo
XIX se desarrolló la corriente estadística empírica que posteriormente se
incorporó a la sociología académica.
3.2. Desarrollo.- Hasta
finales del siglo XIX la sociología no comenzó a ser reconocida como disciplina
académica. En Francia, Émile Durkheim, heredero intelectual
de Saint-Simon
y Comte, comenzó a enseñar sociología en las universidades de Burdeos y
París. Durkheim, fundador de la primera escuela de pensamiento
sociológico, destacaba la realidad independiente de los hechos sociales
(independientes de los atributos psicológicos de las personas) e intentaba
descubrir las relaciones entre ellos. Durkheim y sus seguidores estudiaron
ampliamente las sociedades no industrializadas de forma similar a como, más
adelante, lo harían los antropólogos sociales.
En
Alemania, la sociología fue reconocida formalmente como disciplina académica en
la primera década del siglo XX, en gran parte gracias a los esfuerzos del economista
e historiador alemán Max Weber. Frente a los intentos por parte de
Francia y de los países de habla inglesa de modelar la disciplina según las
ciencias físicas, la sociología alemana se basó en una amplia erudición
histórica modulada por la influencia del marxismo, muy presente en el trabajo
de Weber. Los esfuerzos del filósofo alemán Georg Simmel por
definir la sociología como una disciplina independiente, subrayaron el enfoque
humano del idealismo filosófico alemán.
En Gran
Bretaña, la sociología sufrió una lenta evolución. Hasta la década de 1960, la
enseñanza de esta disciplina se limitó básicamente a una institución académica,
la London School of
Economics de la Universidad
de Londres. La sociología británica combinaba el interés por el cambio
social evolutivo a gran escala, con el interés práctico por problemas
administrativos del Estado de bienestar.
En la
segunda mitad del siglo XX, cuando ya había decaído el interés por las teorías
evolutivas de Comte y Spencer, la sociología comenzó a estudiar determinados
fenómenos sociales como el delito, las desavenencias matrimoniales y la
aculturación de los inmigrantes.
El centro más
importante del estudio de la sociología antes de la II Guerra Mundial
(1939-1945) fue la
Universidad de
Chicago (EEUU). Allí, el filósofo estadounidense George Herbert Mead,
formado en Alemania, destacaba en sus trabajos la influencia de la mente, el yo
y la sociedad en las acciones e interacciones humanas. Este enfoque (conocido
posteriormente como ‘interaccionismo simbólico) hacía hincapié en los
aspectos microsociológicos y psicosociales. En 1937 el sociólogo estadounidense Talcott
Parsons utilizó las ideas de Durkheim, Weber y del sociólogo italiano Vilfredo
Pareto en su obra principal La estructura de la acción social,
ampliando así el enfoque estrecho y limitado de la sociología estadounidense, y
centrándose en el estudio de la acción social. En la Universidad de
Columbia, el sociólogo estadounidense Robert Merton
intentó vincular la teoría con una rigurosa investigación empírica de
recopilación de datos.
Tanto en
Estados Unidos como en Europa occidental, Marx, Durkheim y Weber son
considerados como los pensadores clásicos más relevantes de la tradición
sociológica y sus obras continúan ejerciendo gran influencia en los sociólogos
contemporáneos.
ª La sociología es el estudio científico de los seres humanos en sus
relaciones uno con otro. La gente se ha interesado siempre por la otra gente. Periodistas
y comentaristas están constantemente reuniendo y difundiendo acontecimientos
notables de la vida cotidiana en la sociedad. Los historiadores, en su
mayoría, escriben la crónica de cómo actuaron los hombres cuando vivieron en la
escena pública. Poetas y escritores se interesan por las relaciones sociales y
dirigen su memoria e imaginación a reconstruir el modo en que creen que la
gente actuaría dentro de ciertas circunstancias. Filósofos y teólogos especulan
sobre cómo debieran actuar los seres humanos, y su interpretación descansa
sobre un fondo de experiencia y conocimientos previos.
ª También el
sociólogo se especializa en la gente pero su tarea va más allá y es más
profunda porque consiste en un enfoque científico de la conducta social. El sociólogo debe tener la habilidad del periodista y
del historiador y quizás algo de la penetración del poeta y del filosofo pero
ello no basta. Se distingue de los demás observadores sociales por la
manera en que reúne los datos y por el modo en que analiza los resultados de
sus observaciones. El enfoque sociológico de la vida de grupo va acompañado de
una interpretación sociológica de la misma.
ª El término
de «sociología»
fue usado por vez primera hace poco más de un siglo por Auguste Comte[1]
un francés, y popularizado por Herbert Spencer[2],
un inglés. Pero ellos no «inventaron» la conducta social a la
manera que un químico inventa nuevos productos en un laboratorio. Tampoco las
ulteriores generaciones de sociólogos efectuaron «descubrimientos» del
mismo modo que los astronautas descubrieron la superficie de la luna. La
conducta social estuvo siempre allí. La materia real de la sociología –el
fenómeno estudiado en este libro– ha persistido a lo largo de la
historia del hombre.
ª Los
componentes esenciales de la vida social son tan viejos como la humanidad. Han
existido a veces en formas relativamente simples y elementales, y a veces de
manera muy complicada y artificiosa. Este doble hecho de la continuidad
esencial y de la semejanza básica hace posible el estudio científico del
comportamiento social. Existen siempre evidentes regularidades y
uniformidades. Éstas se pueden observar, describir, analizar e interpretar, y
sólo después de haber realizado este trabajo se puede hablar propiamente de
sociología.
ª Durante la
última media centuria, especialmente en los Estados Unidos, la sociología ha
adquirido un cuerpo de información procedente de la investigación práctica, ha
hecho bajar de las nubes a sus teorías, y ha conquistado un lugar central en
los programas universitarios. Los sociólogos que han aportado los materiales
para este libro han hecho tres cosas. Primera, han formulado preguntas a la
gente. Segunda, han observado metódicamente cómo ésta se comporta. Tercera,
han participado en varias formas de vida de grupo. Lo que hace científico este
trabajo es que haya sido sistemático y controlado. Es evidente que ningún
adepto de las ciencias sociales puede hablar con toda la gente, observar todas
las pautas de conducta, y hacer todo lo que hace la gente en la sociedad.
ª La clave
para la reunión del conocimiento científico es la muestra científica. El
llamado «universo» de la cultura de los adolescentes en Norteamérica
incluye muchos millones de jóvenes, pero es posible obtener conocimientos
válidos sobre esta cultura estudiando un segmento debidamente proporcionado de
todos los adolescentes. Lo mismo vale para la vida familiar norteamericana, el
mundo de la industria y los negocios, los sistemas político y militar, y las
instituciones religiosa, educativa y recreativa.
ª Las
generalizaciones que efectuamos mediante semejantes métodos de muestreo nunca
son completamente rigurosas porque siempre hay gente que actúa de modo distinto
que los demás. Sin embargo, estas generalizaciones poseen una alta probabilidad
y nos proporcionan un conocimiento que constantemente verificamos. Ello
significa que es posible formular predicciones genuinas sobre la conducta
social y cultural de los seres humanos. El que podamos reconocer ocasionalmente
conductas erráticas en alguna gente significa que la mayoría se adapta a las
expectativas de su sociedad.
A.
El
Contenido de la Sociología.- La definición
de la sociología debe ser tal que la distinga de las demás ciencias sociales.
La economía considera las cosas materiales de que tiene necesidad el hombre
para vivir sobre la tierra: cómo se producen, se permutan, se distribuyen y se
consumen. La ciencia política analiza el poder y la autoridad, las formas en
que éstos se emplean y distribuyen para hacer posible una vida pública
ordenada. La sociología dirige su atención al hecho humano de «vivir
juntos»; estudia
las leyes constantes del comportamiento social tal como existe en todas partes
en la sociedad. Toma como objeto central de estudio el hecho de las relaciones
humanas: todo lo que contribuye a la asociación humana o deriva de ella es
materia de estudio para la sociología.
ª Una
definición no puede hacer más que identificar la cosa definida. Cuando decimos
que la sociología es el estudio científico de la sociedad o de las relaciones
humanas, o del comportamiento social, nos limitamos a dar sencillamente una
idea de su contenido. Todo este libro trata de discutir y desarrollar la
definición de la sociología, es decir, versa sobre el contenido de esta
ciencia. Como introducción, debe necesariamente ofrecer una vista de conjunto
de los conocimientos básicos y esenciales para este estudio. No tendremos
tiempo de exponer estudios más especializados, detallados y altamente técnicos
realizados por investigadores en la materia.
ª Cuando
decimos que la sociología es un «estudio científico», no queremos
decir únicamente que es un ejercicio intelectual o un modo particular de
abordar ciertos fenómenos humanos. Es ambas cosas a la vez, pero es sobre todo
un cuerpo de conocimientos sobre la sociedad. La palabra «ciencia» necesariamente
supone que hay algo (contenido) que se estudia y que existe a la vez un
procedimiento (método) de estudiarlo. Este libro da un esquema del contenido
básico de la sociología y en el modo de presentar la materia emplea ya el método
propio del sociólogo.
ª El
contenido de la sociología se ha dicho frecuentemente que son los «fenómenos
sociales», pero esta designación es demasiado vaga. Es mejor decir que
estudiamos la interacción humana, pues la experiencia cotidiana que tenemos de
esas relaciones —con la familia, los amigos, los enemigos y los extraños— es la
materia básica de esta ciencia. No sólo tenemos cierto modo de reaccionar
frente a todas las personas con quienes tratamos, sino que este modo de
reaccionar es siempre aproximadamente el mismo. Nuestro comportamiento social
está estandarizado y sujeto a pautas.
ª El término
«pautas
de comportamiento social» expresa una idea primaria en sociología. Las
actividades singulares, excepcionales, privadas de los hombres nos interesan sólo
secundariamente; nuestra atención se dirige a las relaciones sociales en cuanto
se desarrollan en un orden constante. El viaje a la luna del astronauta
interesa menos al sociólogo que los viajes regulares de pasajeros en las líneas
aéreas comerciales. En suma, el sociólogo estudia la repetición rutinaria de
la conducta social.
B.
El Marco
Conceptual.- El
comportamiento social es concreto, es decir, personal, entre individuos de
carne y hueso, en tiempos y lugares determinados. Sin embargo, para comprender
este comportamiento, necesitamos formar conceptos que respondan a la semejanza
que tienen los actos de comportamiento en cualquier parte del mundo. Sabemos a
qué nos referimos cuando hablamos de sistema educativo, a pesar de que las
costumbres escolares difieran en China y Chile. Sabemos qué es una familia, a
pesar de que los payeses de Francia difieran de los suburbanistas
norteamericanos por lo que atañe a su conducta familiar. Las amplias
conceptualizaciones de este tipo indican que el sociólogo puede pensar sobre
el comportamiento humano en términos de especie, y no simplemente de actos
humanos específicos.
ª La
interacción social se desarrolla en la vida cotidiana concreta, mas para
analizarla y comprenderla necesitamos aprender a conceptualizarla. Esto
significa que hemos de entrenarnos a abstraer de los sucesos concretos las
generalidades esenciales. Sólo entonces podemos distribuir y ordenar estas
abstracciones o conceptos, el contenido de la ciencia, en un marco lógico.
Veremos cómo se interconectan estos conceptos clave para construir mentalmente
el sistema sociocultural.
ª Una rápida
y somera descripción indicará las estructuras paralelas de la sociedad y la
cultura. Por ejemplo, al observar a los hombres en sociedad advertimos
ciertas pautas de comportamiento social que cristalizan en torno a la función
social que pretenden desempeñar. Este conjunto de pautas se expresa
conceptualmente como el rol social que desempeñan los individuos. Así el rol
social del estudiante y el del profesor se regularizan y modelan
diferentemente. Cada uno actúa en una forma prevista y hacia los objetivos a
los que tienden las acciones que realiza. Pero la conceptualización va más
lejos. Si se reúnen todos los papeles sociales estandarizados o uniformados que
convergen en una función social determinada, tenemos la institución social.
Finalmente, todas las instituciones, combinadas como un todo y existentes en un
determinado pueblo, se designan conceptualmente como la cultura.
ª No debemos
olvidar que vamos a estudiar no sólo las pautas sociales, sino también las
personas sociales. El estudiante y el profesor se asocian y operan el uno sobre
el otro en las relaciones humanas, lo cual sucede dondequiera que existen
papeles sociales recíprocos. Estas relaciones humanas se desarrollan en grupos
sociales en los que las personas cooperan entre sí para satisfacer las
necesidades sociales. Tales necesidades sociales son muchas y variadas, por lo
que nos vemos obligados a reducir a conceptos y a clasificar una gran variedad
de grupos. Los grupos más importantes de la sociedad emplean instituciones
sociales de análoga importancia. Así las personas incluidas en los grupos
educativos siguen las pautas y representan los roles que corresponden a la
institución de la educación. Si todos los grupos se reúnen bajo el concepto de
una totalidad coherente y funcionante, tenemos la abstracción denominada
sociedad. Esta descripción a grandes líneas muestra que cada sociedad tiene su
propia cultura peculiar.
¿Estudiamos
Cosas Reales?.
Cuando hablamos del
marco conceptual de una ciencia, hablamos, naturalmente, de abstracciones
generales que existen en nuestra mente. Pero si nuestros conceptos no son
reales, si no responden al sistema social y cultural concreto en el que viven
los seres humanos, no nos sirven para un estudio científico. El objeto de
estudio de la sociología existe efectivamente en el orden real, pero la función
del sociólogo, en cuanto científico de lo social, no consiste en evaluar la
realidad concreta de los fenómenos sociales. Los acepta como datos de hecho;
dejando para los filósofos los problemas fundamentales de su existencia y
esencia.
ª Lo que
queremos decir es que la conducta humana tiene muchas dimensiones y que los
seres humanos pueden estudiarse desde muchos puntos de vista. El
físico no es un sociólogo, ni tampoco lo son el dentista, o el psiquiatra, o el
abogado, aunque para cada uno de estos especialistas pueda ser útil una base de
conocimiento sociológico. Lo que aquí tratamos de hacer consiste en
abstraer la dimensión social de la conducta humana y centrar en ella nuestra
atención.
ª Este
problema de la realidad de lo social es de gran importancia para quien comienza
el estudio de la sociología. Fácilmente pueden ofuscarle ciertos aportes de la
literatura sociológica que van mucho más allá del campo de la sociología. Esto
sucede con ciertos estudios pseudometafísicos y especulativos que niegan la existencia
de las normas objetivas de comportamiento y particularmente la de los valores
sociales.
ª Este
problema de la realidad de lo social está relacionado con las numerosas
imágenes que en forma de «analogías» se han empleado para
describir y explicar la vida social. Se lee, por ejemplo, que la
sociedad y la cultura constituyen un «organismo» o «superorganismo» que
tiene sus fases regulares de nacimiento, crecimiento y decadencia. Se dan
explicaciones mecanicistas con «energías» y «fuerzas», como si los
hombres en sus relaciones humanas fueran otras tantas piezas de una gigantesca
máquina denominada sociedad. Existen explicaciones psicológicas que parten de
la premisa de que una especie de conciencia colectiva es el hecho central de
la vida social.
ª Una
analogía es una comparación entre dos objetos que son en parte semejantes y en
parte diferentes. Si las semejanzas sólo se destacan para ilustrar las cosas
con más claridad, resultan relativamente inofensivas, pero la terminología de
la ciencia social ha alcanzado ya tal grado de desarrollo, que estas analogías
no tienen por lo regular la menor utilidad. Las explicaciones biológicas,
mecánicas y psicológicas de la sociedad y de la cultura son erróneas en sí
mismas. Es un hecho objetivo que la realidad social no se puede reducir a
términos de biología, de física o de psicología. Pero esto no quiere decir que
los fenómenos sociales existan en el vacío y que estén completamente
divorciados de los otros aspectos de la realidad.
C.
Distinción
entre la Sociología
y las otras Disciplinas.- La sociología ha
logrado su madurez como ciencia no sólo porque con la investigación y la teoría
ha descubierto y ordenado los hechos de la vida social. En este proceso de
elevación a un rango científico la sociología se ha depurado también
gradualmente de sus interpretaciones «analógicas». Sin salirse de su
campo científico, el sociólogo ha aprendido del filósofo los hechos básicos de
la analogía del ser.
ª Igualmente
aprende de otras disciplinas ciertos pre-requisitos
del conocimiento que lo guardan de interpretar mal la auténtica materia de la
sociología. Éstos se pueden designar como requisitos «extra», pues están fuera
del campo de la sociología y sólo son preliminares.
ª La
distinción que existe entre la sociología y las otras disciplinas académicas se
apreciará mejor con unos ejemplos. El estudiante de sociología, por
ejemplo, ha de aprender del biólogo los hechos de la herencia. No cabe
duda de que la herencia fisiológica influye en diversos aspectos del
comportamiento cultural. Igualmente es un hecho el influjo que sobre las pautas
de comportamiento ejerce el ambiente físico, con el clima, el suelo y los otros
aspectos geográficos. El sociólogo se dirige al geógrafo en busca de la
necesaria información sobre los hechos de esta ciencia. Las disposiciones
psíquicas humanas influyen en el comportamiento social. El campo de la
psicología individual difiere totalmente de la sociología, pero le suministra
importantes y fundamentales enseñanzas al sociólogo.
ª Lo mismo
se puede decir de la ética y de la moral, cuyos especialistas han desarrollado
importantes principios y conceptos.
ª Toda
persona instruida debiera tener un mínimo de conocimientos en estas variadas
disciplinas académicas. Nadie puede ser exclusivamente un «puro» sociólogo. Una
especialización adecuada en cualquier campo del conocimiento requiere una vasta
cultura general. La de ser un científico, circunscrito a una determinada esfera
del conocimiento, es sólo una de las múltiples funciones que el sociólogo, como
ser humano, desempeña en la sociedad. La sociología es una ciencia claramente
definible, un campo en el que el estudiante puede lograr un conocimiento
especializado, pero esta especialización no debe fomentarse a expensas de una
formación más general.
ª Las otras
disciplinas le proporcionan importantes conocimientos que el sociólogo debe
aceptar como sí fueran postulados. Los datos ofrecidos por la filosofía, la
biología, la geografía, la psicología y la ética, los ha de aceptar el
sociólogo como cosa examinada y probada en los respectivos campos. Estos hechos
son postulados para el sociólogo, no para los expertos en cada una de las materias
respectivas. El concepto enciclopédico de la sociología, que lo abarcaba todo,
hace tiempo que ha sido ya abandonado. El especialista en las ciencias sociales
no se dedica a investigar y probar que el hombre tiene capacidad de gobernarse
a sí mismo, que existen valores morales objetivos, o que es diferente bajo
muchos aspectos la estructura fisiológica de las distintas personas. El que
estudie la sociedad debe conocer estas cosas, pero no ha de esperar que se las
enseñe el sociólogo.
¿Hay
Algo Constante?.
El estudiante de
sociología al principio se ve con frecuencia desconcertado por la amplia
información que recibe sobre la variedad de pautas de comportamiento en las
diferentes sociedades. Oye y lee tanto sobre las variedades en las costumbres
sociales, que se pregunta si realmente existirán uniformidades. Según vayamos
progresando en el estudio de la sociología veremos que existen algunos
elementos constantes en toda sociedad y en toda cultura. De hecho, los llamados
principios de sociología, que forman el contenido de este libro, son los
elementos constantes y universales. Basta leer los títulos de los capítulos
para ver cuáles son éstos.
ª El que se
dedica al estudio de la sociedad debe aprender a distinguir entre las
semejanzas constantes y las diferencias variables. En toda cultura deben estar
presentes las instituciones básicas, y toda sociedad debe contar con los
correspondientes grupos básicos en los que las personas actúan conjuntamente en
busca de los fines sociales. Se puede decir que la presencia de tales
uniformidades forma parte de la naturaleza de la vida social. Dichos grupos e
instituciones fundamentales ê familiares, educativos, recreativos, económicos,
religiosos y políticos — se hallan
dondequiera que el hombre vive en vida social organizada. Los componentes de
estas instituciones y grupos, tal como se describen en este libro, están
también necesariamente presentes en todas partes.
ª El
investigador de la sociedad no debe buscar con tanto empeño las semejanzas
esenciales de comportamiento que llegue a confundirlas con las que son
meramente accidentales. Las elecciones en Polonia y en Inglaterra, por
ejemplo, son de grosso modo lo mismo en su apariencia exterior, pero es completamente
distinto su significado social. Tampoco debe dejarse engañar por ciertas
diferencias accidentales. El hecho de que el norteamericano salude por la calle
sin ninguna ceremonia, mientras que el japonés se inclina ante las personas con
quienes se encuentra, no quiere decir que el americano carezca de cortesía. El
hecho de que en una sociedad estén prohibidas las bebidas alcohólicas y en
otra sociedad se sirva el vino en cada comida, no significa que un pueblo sea
mejor que el otro.
ª Debemos
aceptar por igual la uniformidad y la variabilidad, la permanencia y el cambio.
Las múltiples variaciones de las constantes sociológicas en los diferentes
lugares y en los distintos pueblos indican sencillamente que la sociedad y la
cultura son extraordinariamente flexibles. En una sociedad reciben los niños
toda su educación formal de sus padres y de sus tíos. En otra se envía a los
niños en grupo a una persona especializada en la educación. La rutina diaria
del árabe que riega sus palmeras en el Sahara parece muy diferente de la
actividad del esquimal que caza focas en Alaska.
ª Lo
importante es que las instituciones educativas y económicas existen en todas
las culturas. En todas las sociedades existen las mismas necesidades sociales
básicas, aunque la manera de satisfacerlas difiera notablemente.
¿Existen
Valores?.
Este problema de
constantes y de variables está estrechamente relacionado con la relatividad de
los valores. Si hay tanta variedad a través del mundo y si la gente satisface
sus necesidades en formas tan diferentes, ¿habrá algo que tenga valor permanente en la
vida social?. El estudiante es una persona con responsabilidad moral y,
en cierto sentido, un ciudadano del mundo. Es responsable de su propio
comportamiento y, naturalmente, le afectan el bien y el mal de toda la
sociedad. Evidentemente esto es una cuestión de conciencia, de ética y de
moral; el estudio científico de la sociología la plantea a menudo, pero no
puede satisfacerla.
ª Desde un
punto de vista científico, la sociología no está encuadrada en ningún sistema
particular de moral. La ciencia social en sí misma no puede ser democrática ni
totalitaria, no puede ser cristiana ni musulmana. El sociólogo, como
científico, se esfuerza en evitar todo juicio moral sobre las culturas y las
sociedades que estudia y analiza. Observa que los sistemas de valores difieren
de una sociedad a otra y hasta de un grupo a otro dentro de la misma sociedad.
Si dice que un sistema es tan «bueno» como otro o que algunos son «peores»
que otros, formula un juicio de valor que brota de su función moral más bien
que de su función científica.
ª Los
valores sociales son esos elementos que los miembros de la sociedad consideran
como muy importantes y dignos de estima y conforme a los cuales ajustan su
conducta. Probablemente nadie que esté estudiando la sociedad podrá ser
completamente imparcial en su actitud frente a los valores sociales. Sería, por
ejemplo, una puerilidad suponer que un sociólogo no reconoce la
diferencia moral entre una pandilla de criminales y una asociación piadosa.
Probablemente no habrá sociólogo que pueda expurgar de sus lecciones y escritos
los valores que él admite personalmente. Los mismos adjetivos que usa revelan
que capta la diferencia moral entre un sistema «opresivo» de trabajo de
los niños y un sistema «libre» de relaciones en la organización
del trabajo.
ª Esto
quiere decir que incluso el puro científico, como debe serlo todo sociólogo, no
puede divorciarse completamente de la cultura en que él mismo se halla
envuelto. Sus propios valores personales reflejan en cierto modo los valores
sociales de la cultura que ha hecho de él un miembro social. Es importante que
quien comienza a estudiar sociología caiga en la cuenta de este hecho a la vez
que se esfuerza por ser imparcial y objetivo. Nos ocuparemos más detalladamente
de esto cuando tratemos del etnocentrismo, que es la tendencia a enjuiciar a
otros grupos conforme a las normas y valores admitidos en nuestro propio grupo.
Es parte de la misma naturaleza de la vida personal y social el tener valores y
obrar conforme a ellos y precisamente este hecho le impide con frecuencia al
sociólogo comprender y analizar las diferentes clases de sistemas de valores.
ª Los
valores sociales son las normas o el criterio conforme al cual ordenan su
comportamiento los miembros de una sociedad. Entre las familias conservadoras francesas,
por
ejemplo, la única manera «correcta» de contraer matrimonio
consiste en conformarse a los deseos de los padres. Por el contrario, en los
Estados Unidos, muchos jóvenes creen que la única manera «correcta» de contraer
matrimonio consiste en seguir el mutuo amor romántico. El mismo sociólogo, que
está bajo el influjo de los valores de su sociedad mucho antes de ser hombre de
ciencia, no es tan imparcial como él quisiera. Aun su comportamiento más
científico supone dos juicios de valor:
a) La investigación
científica es una actividad valiosa;
b) El hombre
en sociedad es el objeto propio de tal investigación. El sociólogo que haya
crecido en una sociedad que deteste el canibalismo y proteja a los niños
tenderá a reflejar sus actitudes al escribir sobre una sociedad que practique
el canibalismo y el infanticidio.
ª El
problema de la fundamentación última de los valores desborda los límites de la
sociología. La cuestión sobre la existencia de un cuerpo de principios de valor
objetivos e irreducibles no forma parte de su estudio. En la vida social de hoy
se observa en todas partes una relatividad de los valores sociales; lo que es
muy valioso para una sociedad, otra lo estima sin valor y hasta perjudicial.
Esto lo admite sin dificultad el sociólogo. Él estudia el hecho social de la existencia de los valores, los analiza e
interpreta. Es un estudio absorbente: comprender cómo se originan y se
desarrollan estos valores, qué función desempeñan, qué efecto producen en la
sociedad, hasta qué punto influyen en la vida de la gente. Para franquear este
límite y dar un juicio sobre su validez definitiva e inmutable, se requiere la
ayuda de los expertos en ética.
D.
La Sociología , Materia de Estudio Difícil.- Acostumbrados
a las facilidades mecánicas de nuestra moderna generación, tendemos a olvidar
los enormes problemas que hubo que resolver para hacerlas posibles. Es cosa
sumamente sencilla dar vuelta al botón de un aparato de radio o de televisión,
de un dispositivo de aire acondicionado o de una nevera, marcar un número de
teléfono o subir las pasarelas de un avión. La sencillez de estas acciones
obtiene los mismos efectos, percatémonos o no del complejo sistema de
conocimientos técnicos y de medios de producción que ha hecho que la acción sea
tan sencilla para nosotros.
De la misma manera son muy pocos los
que se dan cuenta de los factores y elementos que hacen posible un sistema
viable de cultura social. El estudiante, lo mismo que cualquier otra persona,
ha estado haciendo estas cosas toda su vida; ha seguido pautas de conducta, ha
admitido valores sociales, ha vivido en grupos sin prestar gran atención a
estos hechos. Se sorprende al enterarse de que la sociología es uno de los
estudios más difíciles que puede abordar el espíritu humano. Esta dificultad
proviene de tres hechos principales:
ª La
complejidad de la materia objeto de la psicología;
ª La
actuación de múltiples causalidades en la sociedad y en la cultura;
ª La variabilidad
e inestabilidad de las soluciones de los problemas sociales.
a) La Complejidad de la Sociología.- El
principiante no suele percatarse de cuán sumamente complejas son la sociedad y
la cultura, incluso en las llamadas formas sencillas o primitivas de vida
asociada. Las pautas de comportamiento se han heredado de generaciones precedentes,
y el individuo se acostumbra gradualmente a ellas sin analizarías ni
compararlas con las pautas culturales aceptadas por otras sociedades. Sólo
cuando comienza a estudiar las variaciones y las combinaciones de pensamiento
y de acción social que son posibles a los seres humanos, cae en la cuenta de su
variabilidad y complejidad.
ª El
análisis sociológico es difícil por ser tantos los elementos de la situación
social a que hay que atender simultáneamente.
Ni siquiera se puede comprender, por ejemplo, el concepto tan
frecuentemente empleado de «institución social» si no se tiene
bien en cuenta que una institución es una intrincada red de pautas de
pensamiento y conducta diferentes pero coordinadas, que a su vez van dirigidas
a fines sociales y están regidas por valores sociales. Hay además
interferencias entre las diferentes instituciones de una cultura y es difícil
comprender una institución como la educativa o la familiar sin tener también
algún conocimiento de las otras instituciones principales de la cultura.
Otro ejemplo que hace al caso es
la imbricación de los distintos roles sociales de las diferentes personas en
una misma situación social. El rol de hija no se desempeña en el vacío. Los
modos de proceder y de pensar de una hija en una familia están relacionados con
las actuaciones de los otros miembros de la misma familia. Hay una reciprocidad
de derechos y deberes, de pautas previstas de comportamiento, entre padre e
hijo, entre hermana y hermano. Si bien los roles del uno difieren
necesariamente de los del otro, entre todos ellos hay una necesaria
correlación. Asimismo la persona social individual es un complejo de múltiples
roles sociales. Cada rol difiere algo según el grupo social y la situación en
que se desempeña, pero la persona sigue siendo siempre un individuo humano
integrado.
b) Causalidad Social Múltiple.-
El
mismo problema de la multiformidad y complejidad se le presenta al sociólogo
en relación con los medios y los fines, es decir, con las razones por las que
se hacen las cosas y con los modos de hacerlas. Para quienquiera se dedique
diligentemente al estudio de la sociedad, es cosa obvia que los hechos
sociales no suceden «porque sí». La teoría de que la sociedad y la cultura se
desenvuelven en fases regulares y progresivas hace ya tiempo que fue abandonada
por los sociólogos. No obstante, persisten todavía algunas teorías
deterministas, especialmente entre los profanos en ciencia social. Se presentan
con frecuencia bajo la forma de una teoría de causalidad única, es decir, una
concepción que atribuye el sistema total de cultura social, o una parte del
mismo, a una sola causa universal. En la conversación corriente oímos con
frecuencia explicar los fenómenos sociales por una única y soberana causa. Se
oye decir, por ejemplo, que el problema de las relaciones raciales en
Norteamérica se debe a la inmoralidad de los negros. O que el clima hace que
los estados del Sur sean conservadores en política. O que la automatización ha
causado la secularización de nuestra cultura. O que Wall Street es responsable
de las depresiones económicas. O que una conspiración comunista está subyacente
en la agitación estudiantil. Es casi inagotable la lista de estas simplistas «explicaciones».
ª La
explicación de las cosas por la causalidad única es probablemente el error más
propagado y pertinaz en el pensamiento social de la gente. Este error parece
obedecer a dos razones principales. En primer lugar, la «explicación» simplista
es la respuesta más fácil a la compleja cuestión de las relaciones humanas. El
pensador perezoso capta la que a él le parece la respuesta obvia. En segundo
lugar, la gente carece con frecuencia de conocimientos científicos acerca de la
sociedad y de la cultura. Esta ignorancia va a veces acompañada de arrogancia y
prejuicios. El estudio de la sociología es un antídoto importante para la
ignorancia y la presunción a la vez.
ª Casi todos
los asuntos de relaciones humanas, desde una cuestión sencilla como puede ser
el cuidado de los niños hasta las decisiones más serias del presidente de una
corporación, tienen como fundamento toda una serie de factores conexos. La
gente no actúa simplemente por «instinto»; no improvisa una
decisión sin disponer de una cantidad apreciable de experiencia social y
cultural preliminar. Incluso la teoría de que los grandes hombres causan el
cambio histórico se ha visto matizada por la constatación de que los mismos
líderes son producto de su cultura y por tanto tan sólo pueden operar en los
límites de su ambiente sociocultural.
c) La
Inestabilidad
de las Soluciones Sociales.- Además de la complejidad
y la múltiple causalidad de los fenómenos sociales, existe también la
dificultad de los cambios en la sociedad y en la cultura. El cambio es un hecho
social siempre presente dondequiera que viven juntos seres humanos, que además
se complica por lo variable que es tanto en su intensidad como en su dirección.
Aun las sociedades tradicionales y conservadoras que parecen ser casi
estáticas, están constantemente sujetas a adaptaciones y variaciones. En este
sentido el cambio social es en sí mismo una de las constantes sociológicas y
más adelante lo estudiaremos con mayor detalle.
ª El
fenómeno del cambio presenta un interminable desafío al sociólogo. A
diferencia del geólogo, que puede demostrar con fija evidencia los estratos
sucesivos de la corteza terrestre, el sociólogo descubre que la sociedad
contemporánea no permanece «fija». Los demógrafos aprendieron
ya esta lección al predecir las curvas de población. Los llamados «futuristas»
descansan sobre terreno seguro al predecir el estado de la tecnología a
finales de siglo, pero sólo vagamente pueden especular sobre qué cambios
socioculturales resultarán del impacto del incremento en la tecnología.
ª El hecho
del cambio no desmiente la presencia de estructuras y orden en la sociedad, pero
hace más difícil todo el estudio de los problemas sociales. Hay muchas causas
que influyen para producir este cambio, la más importante de las cuales parece
ser la capacidad de selección y de decisión que posee el hombre. Una «sociedad
libre» es una sociedad más dinámica porque la persona social individual
tiene mayor margen de iniciativa en sus pautas de comportamiento social. El
viejo problema filosófico de la unidad y la diversidad en el mundo está aquí
presente en la moderna forma científica de coordinación entre funciones y
estructuras sociales.
ª La
sociología no es reforma social, pero los principios esenciales de la
sociología son prerrequisitos para cualquier solución de los problemas
sociales. Naturalmente, es de desear que se hallen «soluciones» para los
problemas de la sociedad y que se establezcan ciertos principios universales
de vida social. Pero en las situaciones concretas de la vida social hallamos
siempre ciertos individuos y grupos que se desvían, que no pueden «encerrarse»
en nuestras cuadriculadas categorías y que no actúan conforme a los principios
descubiertos por la ciencia social. No existen causas únicas de los fenómenos
sociales, ni soluciones permanentes para los problemas sociales; y ésta es la
razón por la que los proyectos artificiales de las utopías de la sociedad
tienen tan poco interés para el sociólogo.
E.
Política
social e Investigación Sociológica.-
Un
estudiante puede dedicarse a la sociología tan sólo por la ciencia en sí misma,
porque desea conocer mejor los problemas de la sociedad y de la cultura. Puede
además dedicarse al conocimiento de la vida social porque este conocimiento
enriquece su espíritu, le da una comprensión más penetrante de su pueblo y le
facilita una objetividad más satisfactoria en su modo de juzgar a los demás.
Es un hecho indudable que en estas últimas décadas la investigación de los
sociólogos ha acumulado un enorme acervo de conocimientos. El estudiante
moderno puede fiarse de la validez de esa información sociológica sin verse ya
obligado a escoger entre un cúmulo de puras especulaciones.
ª Pero el
estudiante es también una persona moral y un ciudadano, es actor encargado de
los variados papeles sociales que su sociedad le impone. En este sentido no le
satisface el mero conocimiento. Como persona inteligente e interesada busca
probablemente la aplicación de los conocimientos sociológicos a las situaciones
sociales en que él mismo vive. Esta transposición no la puede hacer ningún
libro ni ningún profesor, sino sólo el estudiante mismo. Una persona puede
estar muy versada en sociología y al mismo tiempo tener un comportamiento
social aberrante, de la misma manera que un hombre con profundos conocimientos
teológicos puede ser a la vez un gran pecador, o un experto economista puede
derrochar locamente su dinero.
ª Se puede
decir en general que el estudio y la investigación sé orientan casi siempre en
definitiva a «hacer mejor las cosas». En un curso introductorio de
sociología se debe insistir en el conocimiento de los hechos que ha puesto de
relieve el largo trabajo de investigación llevado a cabo por los sociólogos.
Éste es el aspecto científico de cualquier estudio: obtener un cuerpo de
conocimientos exactos y universalmente verdaderos que se puedan estudiar en
forma sistemática y sobre los que se posea un alto grado de certeza. El aspecto
humano y personal de todo estudio es hacer que éste sea útil y fructuoso. El
estudio sociológico ayuda al individuo y a la sociedad a conseguir mejores
relaciones sociales.
ª Un
proyecto de mejoras sociales es prácticamente imposible sin el conocimiento
científico que da la sociología. El término «reforma social» ha
quedado un tanto «pasado de moda» por sus aparentes resonancias moralistas. Hoy
día se usa más bien su sinónimo «política social». Sea cual fuere
el término empleado, el hecho es que el administrar y el planear son elementos
esenciales en una vida social organizada.
ª La
política social supone, pues, la aplicación inteligente de la ciencia
sociológica. Mucha de la planificación social del pasado se hizo a base de
agudas conjeturas y tanteos. Toda familia, escuela e iglesia, todo club,
empresa y ayuntamiento hace sus planes para el futuro, trata de resolver sus
problemas, administra su personal, delimita y se esfuerza por conseguir su
propia finalidad social. Todo esto no es más que política social, y es mucho
más inteligente y productivo realizar estas funciones basados sobre un
conocimiento exacto y legítimo proporcionado por la sociología que a base de
ensayos a la buena de Dios, con aciertos y errores.
¿Para qué Estudiar Sociología?.
Damos por supuesto
que la mayoría de los lectores de este libro son estudiantes universitarios. Lo
que acabamos de decir acerca de la investigación sociológica y la política
social responde a la pregunta sobre la importancia del estudio de la
sociología. Son relativamente pocos los estudiantes que llegan a ser sociólogos
de profesión; pero todos los estudiantes viven en la sociedad y cada vez se
hallan más implicados en diversas funciones sociales una vez que terminan su
formación académica. Cuanto más influyente haya de ser una persona después de
sus años de estudios, tanto más útiles e importantes serán para ella los
estudios sociológicos.
ª La mayoría
de estudiantes universitarios conocen a sociólogos como profesores, y, como es
de suponer, cuatro de cada cinco sociólogos se dedican profesionalmente a la
enseñanza. Pero incluso éstos tienden a volverse especialistas en la
investigación y en la asesoría. Estudian la conducta humana en el gobierno, la
industria, la enseñanza, las parroquias y los barrios. Se dedican a los
problemas sociales de la pobreza, la discriminación, la afición a las drogas, y
otras formas de delincuencia. En una sociedad cada vez más compleja y cargada
de problemas la profesión sociológica continúa atrayendo nuevos miembros e
incrementando su prestigio y utilidad. La necesidad de sociólogos
profesionales bien preparados es imperiosa en la sociedad norteamericana.
ª Todos
tenemos que vivir siempre en sociedad, asociados con los demás y desempeñando
funciones sociales, y es evidente que los estudios sociológicos son una ayuda
básica en cualquier carrera y profesión. La abogacía, el periodismo, la
enseñanza, el comercio, la administración de empresas, la predicación, la
política y cualquier otra ocupación en la que se tenga que «tratar con personas», exige
un conocimiento nada vulgar de las relaciones humanas en la sociedad. Incluso
la actuación en la familia, en la vecindad, en la comunidad es más inteligente
y se realiza con más éxito si está basada en un conocimiento científico de la
sociología.
ª No le
corresponde al sociólogo discutir si es el conocimiento o la bondad el elemento
más importante en el funcionamiento de una «buena sociedad». Es de suponer que
toda persona consciente de su responsabilidad se interesa por un «mundo
mejor», pero en último análisis las mejoras sociales no se consiguen
sencillamente con sólo quererlas, ni con buenas intenciones y ni siquiera con
la práctica constante de la virtud social. Hay una gran diferencia entre la
virtud pasiva y la virtud activa, entre aceptar los cambios sin reflexionar y
promover inteligentemente los cambios.
ª Las
personas de elevado nivel ético son elementos muy deseables en toda sociedad,
pero si ignoran el análisis técnico de los papeles sociales y de las
instituciones, de los procesos y de las funciones, probablemente contribuirán
muy poco a un inteligente progreso social. Un conocimiento seguro de los
fenómenos sociales es un pre-requisito esencial y básico para
una sociedad mejor, y esto es lo que ha de ofrecer un libro de texto de
sociología.
[1] Augusto Comte, (1798–1857).
Filósofo francés, nacido en Montpellier. Formuló la doctrina de los tres estados, por los que deben pasar tanto toda
la especie humana como el hombre individual. Esta teoría constituye el
fundamento de la filosofía positiva que reúne la filosofía de la historia con
una interesante teoría del conocimiento. Los tres estados a que se refiere Comte son:
estado teológico, estado metafísico y estado positivo. En su orden son como
una especie de escalones por los que se debe ascender; el primero (teológico)
es preparatorio, por lo tanto provisional y ficticio; a éste corresponden el
fetichismo –que atribuye poderes mágicos a la personificación de los objetos–, el
politeísmo, que traslada esa especie de alma a las cosas al colocarla en
divinidades representativas de los elementos naturales (agua, fuego, bosques, etc.);
y el monoteísmo, que concentra los atributos en un solo objeto al que se llama
Dios; es un estadio infantil de la humanidad en el que predomina la
imaginación en la búsqueda que hace el hombre de las causas y los principios
de las cosas; es una fase de gran importancia en la historia, pero el espíritu
humano debe evolucionar hasta apartarse totalmente de ella. El segundo
estado (metafísico), es la abstracción del primer estado, la
búsqueda de la esencia y de los conocimientos absolutos; etapa crítica y
ontológica en esencia en la cual se intenta explicar la naturaleza de los
seres y sus causas; en ella, la naturaleza sustituye a Dios, porque el hombre
se acerca a las cosas para explicarlas. Constituye un paso intermedio entre el
estado teológico y el positivo. El tercer estado (positivo) es real y
definitivo, porque en él todo está subordinado a la observación de las cosas, puesto que se buscan los hechos y
sus leyes; no las causas ni los principios de las sustancias: es necesario
atenerse a los que está puesto o dado. El espíritu positivo es relativo a nuestra organización y
situación; y las ideas son fenómenos que
salen del ámbito individual para extenderse al mundo social y colectivo; por
eso dependen de la historia. Para Comte, el saber tiene una finalidad
de previsión racional; lo mental
depende de lo social y, por eso, las ideas gobiernan al mundo. Según él, la
crisis de Occidente se debe al quebrantamiento del orden social por la
metafísica crítica; el espíritu positivo tiene por objeto fundar un nuevo orden
social bajo el lema orden y progreso, basados
en la continuidad histórica y en el equilibrio social; bajo una autoridad
social suficiente, solamente posible mediante la obtención de un saber
positivo. A Comte se le considera como fundador de la sociología, que es, en
principio, la conversión del estudio de la humanidad colectiva, en ciencia positiva:
la interpretación de la realidad histórica. La ley de los tres estados también se aplica a la sociedad, con sus
tres respectivas etapas: la militar (hasta el siglo XII); la de los legistas (surgimiento de la clase media), que es altamente
revolucionaria por ser de transición y la cual se disuelve por influencia
especialmente del protestantismo; y la industrial
(interés económico fundado en un poder
mental y social). Comte convierte a la humanidad en
religión, pues la considera la casi divina protagonista de la historia. Esa religión de la humanidad consiste en
reunir en la humanidad todos los atributos que le corresponden como Gran–Ser
(Grand–Étre) que es, en
cuanto fin de las vidas individuales; así, pues, la moral positiva es el altruismo, vivir para los demás, como ya
expresamos. A la humanidad debe tributarse culto tanto privado como público:
llegó a imaginar toda una organización de esta Iglesia, pero sin sentido
religioso, pues excluye a Dios de ella. Todo esto expresa su pensamiento sobre
la necesidad de que en la organización de la vida social haya un poder
espiritual. Su lema es: el amor como
principio; el orden como base, y el progreso como objeto. Comte establece
la siguiente jerarquía de las ciencias: matemática–astronomía–física–química–bilogía–sociologia.
Esta jerarquía obedece a un orden de aparición, a una extensión
decreciente y a una complejidad creciente; a su independencia y a su afinidad.
Como se observa en su esquema, la sociología es la disciplina más importante
para Comte,
debido a su carácter histórico y social. Considera imposibles la metafísica y
la introspección (psicología). La filosofía aparece como una reflexión sobre la
ciencia; es una teoría de la ciencia. Esta es la causa de que en el siglo
XIX la filosofía ocupe, si acaso, un papel muy secundario, ya que
impera el espíritu positivo. Sin embargo, a pesar de la intención de
Comte su teoría es filosofía. Sus principales obras son: Opúsculos; Curso de filosofía positiva; Discurso
sobre el espíritu positivo; Catecismo positivista; Sistema de política
positiva o tratado de sociología, que insinúa la religión de la humanidad.
[2]
Herbert Spencer, (1820-1903).
Filósofo inglés, nacido en Londres
en el seno de una familia muy religiosa perteneciente a la pequeña burguesía;
su padre era maestro de enseñanza primaria. Aunque en sus primeros años trabajó
como ingeniero de ferrocarriles, pronto abandonó esta carrera para dedicarse a
escribir. Pronto adquirió gran notoriedad y, en los últimos años de su vida,
sostuvo una dura polémica contra el biólogo alemán Weismann acerca de la
posibilidad de que los caracteres adquiridos se transmitan por herencia. Fue
considerado por los seguidores del positivismo evolucionista como el Aristóteles
del siglo XIX. Desde sus primeros trabajos filosóficos planteó la
opción de concebir la evolución social de manera análoga a la orgánica y se
propuso demostrar la importancia del concepto general de evolución en los
distintos campos del saber, entre los cuales otorga un destacado lugar a la
biología, la sicología, la sociología y la moral, aunque también se refirió
con especial interés a la política y a la educación. Su sistema parte del
análisis de las relaciones entre ciencia y religión y llega a la deducción de
que la ciencia se mueve en la esfera de lo relativo o condicionado, mientras
la religión asume lo incognoscible como su objeto propio, atribuyendo, en
cuanto más avanzadas son, una importancia
cada vez mayor al misterio, y sólo a él
Ciencia y religión para él, se complementan y se integran mutuamente, pues la
ciencia al llegar a los márgenes de lo condicionado, nos pone en contacto
con un absoluto inasible que escapa a la relatividad del conocimiento científico
y que constituye el ámbito especifico de la religión. La filosofía es, para Spencer,
el conocimiento en su más alto grado de
generalidad y debe apoyarse en las más altas verdades descubiertas por las
distintas ciencias, que son los principios de la conservación de la materia,
la conservación de la energía y la ley de la evolución que regula la continua
redistribución de materia y energía; de esta manera, se concluye que la
filosofía deberá ser una teoría generalísima de la evolución cuya misión será
aclarar los más profundos problemas sobre la naturaleza y la humanidad. La
sociología de Spencer es fuertemente individualista, hasta el punto de
explicar el desarrollo de la sociedad exclusivamente en referencia a las
relaciones entre sus componentes. En cuanto a la ética, este filósofo explica
los deberes como frutos del patrimonio ético lentamente acumulado por la
especie, y transmitido por herencia a cada hombre; la tendencia interior hacia
los sentimientos elevados es simplemente fruto de la experiencia que enseña
que son el medio más fácil de alcanzar el bienestar; como el estado de la
evolución humana no puede considerarse perfecto, la ética es sólo relativa,
puesto que la ética absoluta surge en una sociedad perfecta, donde no existe la
coacción y el único límite es la libertad del otro, pudiendo cada individuo
dar pleno desarrollo a su vida y, sin embargo, armonizándola con la de los
demás mediante un acuerdo recíproco, espontáneo e inquebrantable. Para lograr
esta sociedad perfecta, todos debemos ayudar siquiera un mínimo al despliegue de lo humano. Sus principales
obras son: Principios de psicología; Estática
social; Primeros principios; Sistema de
filosofía sintética; Principios de biología; Principios de sociología; El
individuo contra el Estado.
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